Miércoles 11 de Abril: American Music Club - California

American Music Club, grupo liderado por el carismático y autodestructivo Mark Eitzel, ha conservado durante toda su trayectoria un interés por el eclecticismo y la variedad de estilos, y lo que es aún más loable, ha sido bueno en prácticamente todos ellos.
Eitzel funda la banda en 1983 con Vudi en la guitarra, Dan Pearson en el bajo, Brad Johnson en los teclados y Matt Norelli en la batería. A pesar de las evidentes habilidades de los demás miembros de la agrupación, la atención se enfocaba indefectiblemente sobre Eitzel, un alcohólico empedernido que pasó varios de los primeros años del conjunto en los más decadentes tugurios de San Francisco.
El primer disco de American Music Club, titulado The Restless Stranger (1985), fue una dispareja muestra de new wave que en nada hacia presagiar los buenos momentos que vendrían en el futuro del conjunto. Con The Engine, los norteamericanos comienzan a perfilar lo que sería su sonido definitivo al probar con líricas más intimistas y una diversidad de estilos que a la postre sería su mejor cualidad.
Pero es con California, su tercera placa editada por el sello Frontier, que por fin hayan la fórmula perfecta entre el folk, el country, el pop, el rock y el punk, mezcla que queda en evidencia en temas como Somewhere, Laughing Stock y Lonely.
Editar el disco California no fue tarea fácil para American Music Club, en especial por el estricto rol que cumplió su productor Tom Mallon, quien era además dueño del sello Frontier. Sesiones maratónicas de grabación en las que la garganta de Eitzel solía sangrar después de intentar alcanzar el nivel vocal que Mallon le exigía, serían la antesala del mejor disco de la banda, California, que además se convertiría en una de las producciones más destacadas de 1988.
Para 1995, y después de dos fallidas producciones discográficas, el conjunto decide desintegrarse para buscar caminos independientes. Atrás quedarían obras con una profunda conexión con el alma de la música norteamericana, y algunas de las letras más oscuras y personales que ha ofrecido el rock.